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lunes, 4 de febrero de 2013

YA TENGO POCAS BOLITAS DE COCO


YA TENGO POCAS BOLITAS DE COCO EN LA BOLSA DE MI EXISTENCIA
Desde mi último cumpleaños un quince de septiembre, después de ver el acervo de hojas caídas del árbol de mi vida y cuantificadas en años cada una de ellas, descubrí que me quedanpocas hojas de la frondosidad de árbol de mis pretéritos años mozos, es decir, descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que he vivido hasta hoy.
Entones me acordé del viejo cuento de mi abuelo Juan (el papá de mi mamá, porque el paterno también lo llamábamos así) de aquel chico que ganó un paquete de bolitas de coco en el Colegio del Maestro Aníbal Ceballos por recitar mejor que el resto del curso una poesía de Diego Fallón: “Ya del Oriente en el confín profundo la Luna aparta el nebuloso velo, y leve sienta en el dormido mundo su casto pie con virginal recelo…” Pues bien las primeras bolitas de coco las comió con avidez, crujiendo sus dientes estrepitosamente y aplicando las 300 libras del musculo macetero a puro y vertiginoso agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas lenta leve y con virginal recelo ( como la Luna de Fallón) para disfrutar esa ambrosía costeña y ancestral: las bolitas de coco.
Ahora si al grano, a lo que vine: resulta queridos lectores que yo ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten puntos, leyes, procesos y reglamentos internos, mejor dicho lo que más abunda en este país y de lo cual todos somos especialistas: La Planeación Estratégica Institucional, sabiendo que no se va a llegar a ningún Pereira.
Ya no dispongo de tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido en la psicológica y lo que es peor la repetición de su trillada conferencia globalizada, utópica y personalizada en primera persona ( valga la redundancia para acrecentar su Ego) y rematada con la tristemente frase “así como lo hice Yo”
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades. No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados. No tolero a palabreros y ventajosos. Mucho menos a los nuevos Ricos que todo lo conjugan en cuánto vale para comprarlo, la marca de su vestimenta y el último paseo en Yate por el Mediterráneo…
No soporto a los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos, logros y ser el “centro de la reunión”.
Detesto, y doy fe de ello en primera persona, a los que a punta de dinero compran las gerencias de las Empresas, en contra de los perfiles para los cargos, de los títulos y cartones, aunque sean de la U El Bosque de Bogotá o de la Zaragoza de España, aunque su gestión genere cierre de la Institución a costa de su apetito personal, político y ególatra.
Con pocas bolitas de coco en el paquete...Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. Que sepa reír, de sus errores. Que no se envanezca, con sus triunfos. Que no se considere ganador, antes de vencer en franca lid, cual Rodrigo Díaz de Vivar. Que no escape, de sus responsabilidades ni de su destino. Que defienda, la dignidad humana. Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez, como hombre libre y de buenas costumbres.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena. Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas....Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñaron a crecer con toques suaves en el alma.
Sí.... tengo prisa...por vivir con la intensidad, que sólo la madurez puede dar, pero a pesar de la prisa quiero vestirme despacio como Napoleón.
Pretendo no desperdiciar ni un pedacito de las últimas bolitas de coco que me quedan...Estoy seguro que serán más exquisitas, que las que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con Hugo Alejandro, Gina Paola y Kamal José pletóricos de éxitos y triunfos y por supuesto disfrutar con mi turca Angélica ese último quantum de bola de coco, saboreándola como si fuera la primera del paquete, entonces si estaré en paz mis con mi conciencia...
Por: Víctor Hugo Vidal Barrios
P.D. Y tu lector: ¿ cuántas bolas de coco tienes por disfrutar?


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