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miércoles, 18 de marzo de 2015

EL PUDIN DE MARACACHAFA

Con admiración y respeto, por esos años mozos como estudiantes de odontología en Barranquilla, para mi gran amigo: FRANCISCO DONADO:



Siempre recuerdo con nostalgia esa época estudiantil universitaria en mi querida Quilla, llena de travesuras, estudios, dificultades, felicidades y amistades, mismas que quedan grabadas en nuestros corazones y que algunas veces anhelamos en lontananzas y con el satisfactorio deseo de que volvieran alguna vez…
Transcurría la época de los años mozos como estudiantes de Odontología de la Universidad Metropolitana de Barranquilla, recuerdo que en esos primeros semestres me encantaban los Zuecos e imitaba mucho la famosa melena de Roberto Carlos de Brasil y su enamoradora música…
Un día de esos, hoy muy remoto en el calendario, nuestro querido amigo Pacho Donado nos invitó a su casa a festejar sus cumpleaños, después de una rigurosa estudiada de Morfología Dental; recuerdo que fui con mi brother del Alma René Cabrera de los Ríos y otro grupo de estudiantes de Odontología que acudieron a la programada fiestecita.
Después del estudio y de escuchar música de cumpleaños, el anfitrión se dispuso a repartir el pudin, sobre el cual se daba bombos porque lo había hecho el mismo y le había quedado espectacular.
Me acuerdo yo que tenía en un pedazo de papel la traducción al Inglés, hecha por mí, de TU SERENATA de Diomedes Díaz, en esos días muy de moda en la ciudad y la Costa Caribe en general y decía más o menos así: “Oh! Sorry pretty girl that arrives at this hour to interrupt your dreams if you're asleep but tonight is that I feel my life wanders down the street a bit resentful to see if I can look at you with comfort.
If your window to speak, you could say stop sleeping partner awake has arrived here a man who brought the soul”.
En español: Ay! Perdona morenita que llegue a estas horas a interrumpir tus sueños si es que estás dormida pero es que en ésta noche siento que mi vida deambula por la calle un poco resentida para ver si con mirarte puedo consolarla. 
Si tu ventana hablara, te podría decir despierta compañera deja de dormir que aquí ha llegado un hombre que te trajo el alma.
Todavía veo la cara roja como un tomate y las carcajadas de Pacho y remató diciendo: ---- Nojoda viejo Víctor le quedó super nice e inmediatamente comenzó a cantarla en Inglés y este pecho a hacerle los coros…
Yo no sé si Pacho se reía más por lo del vallenato en Inglés o por la maldad que nos tenía preparada.
Seguidamente disfrutamos de soberanas tajadas de pudin, con repetición incluida y la insalvable coca cola para bajar.
Acto seguido dispusimos marcharnos para nuestras respectivas casas y hasta el día siguiente que se armó la algarabía en la Universidad por los efectos del pudin:
René me comentaba camino a su casa (yo vivía en casa de su familia en Barranquilla) que sentía el timón del carro súper suave y ambos comentábamos que el renolito de René no rodaba sino volaba, era como andar en la alfombra voladora de las mil y una noches, ¡que delicia de transporte!.
Alejandro Soto Mayor decía que a pesar de su altura (medía en esos días 1 Metro con 86 centímetros) el tubo central del Bus de María Modelo le quedaba alto y cada vez que intentaba asirse de él no llegaba, le tocó agarrarse del espaldar de una silla hasta su respectiva parada.
Carlos González Rubio contaba que le cayó una risa incontrolable hasta que llegó a su casa y se acostó (claro que Carlos siempre andaba sonriente) cosa que no dio sospechas en su familia.
Y así uno por uno fue refiriendo lo acaecido después de la ingesta del pudin en casa de Pacho Donado; por supuesto todos esperábamos la presencia del recién cumplimentando en el salón de clases…
Cuando asomó su larga figura en la puerta del salón una risa contagiosa predecía su llegada y rojo de la emoción se acomodó en el centro del salón y nos dijo:
--- ¿Eche y porqué esas caras? ¡Es que ustedes nunca habían probado un pudín de Maracachafa! 
Evidentemente nos confesó que había aliñado la receta con esa planta para hacernos una broma a todos y a fe que lo consiguió…
Todavía siento el Renault 6 color zanahoria de René flotando por la Carrera 38…

Por: Víctor Hugo Vidal Barrios.



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