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martes, 13 de octubre de 2009

SOLSTICIO DE INVIERNO


SOLSTICIO DE INVIERNO

“REFLEXIONES SOBRE EL SOLSTICIO DE INVIERNO”

En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios (…) en ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la Luz.” (Jn, 1: 1 y ss)

V\M\, QQ\HH\TODOS:

Este es el comienzo del Evangelio de Juan, el más simbólico y místico, el más influido por la filosofía que ya empapaba a los Esenios de Qumram1 como preámbulo del gnosticismo posterior y que, mediante el uso de parejas de opuestos, como la del binomio luz y tiniebla, se introduce en un discurso en el que predominan el concepto de unidad de todos los seres humanos y el convencimiento acerca de la necesidad ineludible del amor fraterno. No es por tanto casual que sus palabras presidan nuestras reuniones, y no lo es que estemos hoy participando en esta celebración.

Hoy que conmemoramos los Masones esta fiesta representativa de unión fraterna, quiero invitarlos a todos ustedes Q.: H.: que reflexionen sobre nuestros compromisos con el Gran Arquitecto del Universo y con nuestra hermandad, para que cada eslabón representativo de esta firme cadena se fortifique mas espiritual y filosoficamente, para bien de nuestra comunidad.

El evangelista Juan, junto a Juan el Bautista, son los patronos de la Masonería, como antes lo fueron de los gremios de canteros medievales; de ahí que a nuestros talleres se les llame “logias de San Juan”. Su nombre hebreo significa “Dios es misericordioso” o también “el que ha recibido la gracia divina”, es decir el iluminado, el iniciado. Su festividad en el mundo católico se celebra el día 27 de diciembre y está muy relacionada con la otra celebración joánica: la que cada 24 de junio rememora el nacimiento de Juan el Bautista. Son los llamados San Juan de invierno y San Juan de verano, que coinciden claramente con los solsticios o, lo que es lo mismo, con las fiestas planetarias de la luz.

Se trata de los dos momentos del año en los que la Tierra se encuentra más separada del sol al recorrer su órbita y, por ello, la declinación del sol se mantiene durante días casi inmóvil; de ahí el nombre de "solsticio", que significa en latín "Sol estático". El solsticio de invierno, que se produce el 21 de diciembre, es el día más corto del año en el hemisferio norte, cuando el sol alcanza a mediodía su punto más bajo en el cielo. Justo al contrario que en el solsticio de verano, que se produce el 22 de junio. Esta circunstancia fue pronto detectada por una humanidad, que ha puesto sus ojos y sus esperanzas en la bóveda celeste desde hace más de cuatro mil años. El sol se para, muda su rutinario devenir, agoniza y con ello se ve peligrar la esencia misma de la existencia de las diferentes culturas que nos precedieron, porque con la muerte del sol sobreviene la desaparición de todo lo viviente. Por el contrario, en verano la Luz triunfa finalmente sobre las tinieblas. No es extraño, pues, que estemos ante noches mágicas en buena parte del mundo: noches de brujas, de conjuros, de nacimientos divinos…

A los solsticios se les llamó también en la Antigüedad las puertas: las “Ianua coelli y Ianua inferni”, las puertas del cielo y del infierno que daban paso a cambios importantes en la Naturaleza. Y en nuestro templo, los solsticios son representados por las dos columnas que enmarcan la puerta que han de pasar los iniciados: la del Norte umbrío y gélido y la del Sur brillante y cálido, las mismas que marcan la marcha ascendente del aprendiz, mientras bajo la bóveda celeste los Maestros de Ceremonias y Experto emulan la órbita solar en su inmutable deambular dextrógiro.

Son las fiestas de la muerte y la regeneración de la vida, que entroncan con ciclos teológicos muy antiguos, como el de Osiris en Egipto. Se sabe que en la antigua Roma, en los solsticios primaba el culto al dios Jano, representado siempre como un individuo bifronte, es decir con dos caras unidas aunque opuestas entre sí y coronadas por la luna creciente, símbolo de lo mutable y perfeccionable. Jano el iniciador, el que abre las puertas y da acceso, aquel a quien se dedica enero, el mes con el que comienza el año. Fue recompensado por Saturno con la facultad de saberlo todo sobre el pasado y sobre el futuro, siendo así enteramente sabio en el presente. Es el prototipo de la persona iniciada, iluminada y dotada de conciencia plena. Jano es, según René Guénon2, el maestro de las dos vías, el señor del conocimiento y, por tanto, el que da acceso a los iniciados hasta los misterios. Fue el patrón de los buscadores de la luz del conocimiento, el protector de los nacimientos y de aquellos que iniciaban nuevas empresas. De ahí que el cristianismo lo identificase con el evangelista Juan, el iluminado que ha recibido el verbo divino en el pasado y que, como el Jano latino, plasmó simbólicamente el futuro en su Apocalipsis.

Pero más allá de lo religioso, y desde una perspectiva enteramente masónica, podemos profundizar aún más en el símbolo joánico. Como dice Juan Carlos Daza3, el evangelista Juan representa al masón en recogimiento al encuentro de su luz interior, como el invierno supone la mengua de la luz solar y la vida en letargo ante la hostilidad del mundo exterior. Para nosotros el Solsticio de invierno no es otra cosa que el descanso fecundo de la tierra, que mañana producirá hermosos frutos. Es el reposo necesario para ordenar nuestro propio universo y alcanzar mañana las metas esperadas. Así, a solas y libres, podemos aspirar a elevarnos espiritualmente y penetrar en los misterios de la perfectibilidad individual y universal del Ser Humano. Por el contrario, Juan el Bautista simboliza el masón en expansión y en comunión con todo lo creado, como el verano es la explosión de la luz, del fuego y de la vida que fructifica.

Los dos San Juan representan a aquellos que han decidido purificarse, cambiar y encauzar sus vidas bajo una nueva luz: el evangelista propone la transformación por medio de la palabra y el conocimiento, mientras que el bautista lo hace con la acción, con la purificación bautismal por el agua. Representan así el mundo de las ideas y el espíritu, por un lado, y el de la materia y la acción por el otro o, lo que es lo mismo, la escuadra y el compás que entrelazados dotan al iniciado masónico del equilibrio al que aspira.

No es de extrañar, por tanto, que Juan, los dos San Juan, tengan tanta importancia simbólica para la Masonería, y de ahí que tradicionalmente se celebren de manera especial y solemne las fiestas solsticiales: juntos y en compañía de nuestros seres amados. Y es que, además, el Solsticio de Invierno nos recuerda nuestra propia iniciación, pues desde las tinieblas de las entrañas de la tierra pasamos a ser cegados por la claridad que emana desde el Trono de Salomón. En estas fiestas de la Orden, todos aquellos que han recibido la Luz y buscan la Verdad encuentran un motivo de alegría y de celebración en fraternidad.

HH\y HH\, carguemos nuestros cañones y elevemos los corazones al Arquitecto con el deseo de que, como en el día de nuestra iniciación, nuestras tinieblas sean desveladas y todos nuestros anhelos de perfección alumbren nuestros pasos en el año que comienza. ¡Que halla fuego, nuevamente fuego y siempre fuego!

Fraternalmente:

Q.:Q.: H.: H.: VICTOR HUGO VIDAL BARRIOS

SEG.: VIG.: LOG.: UNION FRATERNAL Nº 45-1

NOTAS ACLARATORIA ESCRITAS EN ROJO Y NUMERADAS:

ESENIOS DE QUMRAM1: Los Esenios eran una congregación judía, cuyo origen se remonta al hijo adoptivo de Moisés, llamado Esén, aproximadamente 1.500 años A.C. Sobre el origen de la palabra esenios se han tejido varias hipótesis: puede significar "santos", en griego oseeos, una referencia a "los piadosos" hasidei, en arameo hesé; o venir del hebreo, osei hacedores (de la Ley), eça consejo o assayya sanadores o terapeutas. El Talmud los llamó "bautistas matinales" (tovilé shahrit). Escritos árabes se refieren a ellos como magaritas, "de las cuevas".

Se ha especulado con que Jesús de Nazaret y Juan el Bautista tenían relaciones con ellos o incluso pertenecían a la congregación. Entre ellos se ha querido ver el germen del cristianismo y Renan llegó a escribir que "el cristianismo fue en gran medida el esenismo triunfante".

La Comunidad:

Tras la revuelta Macabea (166-159 a. C.), que habían apoyado pero cuyos resultados finales no compartieron, se retiraron al desierto para "preparar el camino del Señor", bajo el mando de un nuevo líder, el Maestro de Justicia.

Si alguien deseaba ser miembro de la comunidad (Yahad) debía ser instruido, aceptado y luego pasar dos años de prueba para ingresar definitivamente. A los que hacían el juramento y entraban en la comunidad se les exigía una vida entera de estudio de la Ley, humildad y disciplina. No volvían a jurar pues estaban obligados a decir siempre la verdad. Sus bienes pasaban a ser parte de toda la comunidad y, al igual que los frutos del trabajo personal, se distribuían según las necesidades de cada uno, dejando una parte para auxiliar a pobres, viudas, huérfanos, mujeres solteras de edad, desempleados, forasteros y esclavos fugitivos que, sin ser integrantes de la comunidad, requirieran ayuda. Se imponía también la observancia de un estricto código de disciplina, cuya base era la corrección fraterna mutua. Las mujeres no eran aceptadas dentro de la comunidad, y sólo los hombres podían ser miembros de ella.

Interpretaban la Ley, o mejor dicho, administraban la interpretación última de la Ley que había sido revelada a su fundador, a quien se hace referencia en sus escritos como el MAESTRO DE JUSTICIA. Este personaje, del que se sabe algo más gracias a los manuscritos del Mar Muerto, actuó, según la mayoría de los expertos, hacia el 150 a. C. y se habría opuesto al Sumo Sacerdote Jonatán, hermano de Judas Macabeo, al considerar que había abandonado la fidelidad a Dios. Sus seguidores marcharon a Qumrán, sitio que los integrantes de la comunidad llamaron Damasco. La arqueología muestra que la ocupación de Qumrán fue intensa del 103 al 76 a. C., durante los reinados de Aristóbulo I y Alejandro Janeo, quienes persiguieron cruelmente a sus opositores.

El esenismo no se limitó a Qumrán. Se sabe que en el siglo I en Jerusalén había un barrio esenio. Muchos esenios, unos 4.000, según Flavio Josefo, vivían en las ciudades, de una forma particular, pacifista, en comunidad de bienes, manifestando su doctrina. Según este autor, parte de los esenios no se casaban, pero otros por el contrario sí lo hacían. Entre estos últimos estaban los de Qumrán, que debían contraer matrimonio a la edad de 20 años.

La comunidad de Qumrán, se autosostenía con los trabajos agrícolas. En las ruinas es notable el número de depósitos de agua. Estos eran imprescindibles para las necesidades físicas de la comunidad en medio del desierto, pero también desempeñaban una parte importante de su ritual, que incluía numerosos lavados. Se sabe también que dentro de sus leyes y deberes los esenios eran vegetarianos.

Creencias:

Creían en la inmortalidad del alma, el Juicio Final y la resurrección. Consideraban verdadera la existencia, funciones y facultades de los ángeles. Al mismo tiempo sostenían la existencia de ángeles caídos. Para los esenios ningún humano tenía méritos para considerarse justo por sí mismo. Creían que solamente por amor de Dios podían las personas recibir perdón por sus pecados y que era la misericordia de Dios la que había permitido forjar una Nueva Alianza con Él a quienes se arrepentían y convertían.

Proclamaban que gracias al Espíritu Santo los convertidos podían entender la palabra de Dios, interpretar sus mensajes en las Escrituras y en la vida y profetizar. El pueblo les reconocía el don de profecía y el de sanación. Sus escritos se refieren a sanaciones por imposición de manos y al estudio de las propiedades medicinales de plantas y piedras.

Consideraban que los poderes humanos siempre oprimen y por lo mismo no participaban en las guerras:

¿Qué pueblo desea ser oprimido por otro más fuerte que él? ¿Quién desea ser despojado inicuamente de su fortuna? Y sin embargo ¿cuál es el pueblo que no oprime a su vecino? ¿Dónde está el pueblo que no ha despojado a otro de su fortuna?

Esperaban la era mesiánica cuyo advenimiento preparaban. En sus escritos de fines del siglo II a. C., se refieren a un mesías sacerdote y a un mesías rey, destacando la importancia del primero, en coincidencia con el origen sacerdotal de los fundadores de la comunidad. En sus escritos de los siglos I a. C. y I, la concepción mesiánica evoluciona hacia destacar al mesías rey, al mismo tiempo que se le atribuye filiación divina. Adquiere importancia la figura bíblica de Melquisedec, el sacerdote que perteneció al linaje sacerdotal.

MACABEOS: Relativo a los Macabeos (siete hermanos que, en la tradición cristiana, fueron martirizados junto a su madre).

Es un término de significado incierto: algunos lo hacen derivar del neoaramaico maqqOba (martillo), en referencia a la demolición de los enemigos o a una malformación de la cabeza; otros, de la raíz hebrea mqb (nombrar) con el significado de nombrado, elegido (por Yahveh). Otras derivaciones más sofisticadas son menos creíbles.

«Macabeo» (griego, makkabaios) es propiamente el sobrenombre del tercer hijo de Matatías de Modín (cf. 1 Mac 2, 4), que pasó luego a indicar a la familia de los asmoneos y, posteriormente, los libros que tratan de la lucha de liberación de los judíos de Palestina de manos de Siria, que ocupaba por entonces la región, lucha que llevaron adelante hasta el éxito final precisamente los asmoneos, particularmente Judas.

Los dos libros (1 Macabeos y 2 Macabeos) no son continuación uno del otro sino que cuentan en parte los mismos sucesos, aunque recogidos desde diversos ángulos y con una finalidad distinta. El primero comienza prácticamente por la sublevación (167 a.C.) contra las pretensiones de Antíoco 1V Epífanes de «deshebraizar» a los judíos para amalgamarlos mejor con el resto de su Imperio, y termina con el asesinato de Simón, - realizador de la independencia, el año 134 a.C. El segundo libro empieza el verdadero relato con el sacrilegio de Heliodoro bajo Seleuco 1V, hermano y predecesor de Antíoco, y termina con la derrota del :. . Nicanor, el año 160 a.C., general sIrIo poco antes de que muriera Judas en la batalla. 1 Macabeos, escrito originalmente en hebreo o en arameo, pero que ha llegado a nosotros en su versión griega, es de carácter encomiástico respecto a la familia asmonea, pero procede con seriedad histórica y buena documentación, llevando a cabO un relato a la altura de la tradición historiográfica de Israel. 2 Macabeos, escrito directamente en griego, se resiente del estilo patético, aficionado a la exuberancia narrativa y a una estrecha interacción entre el - mundo celestial y el mundo terreno. Desconocemos quiénes son los autores de los dos libros, pero del primero sabemos que resumió la obra en 5 volúmenes de Jasón de Cirene. La fecha de redacción suele ponerse para 1 Mac en torno al año 130 a.C.; para 2 Mac, alrededor del 120 a.C.

Los dos libros desean mostrar cómo el Dios de la alianza sigue guiando la historia de Israel y lo salva de los peligros que acechan a su identidad religiosa. El primero tiene los ojos vueltos a los instrumentos humanos, los asmoneos, presentados en la línea de los «salvadores» del pasado, y se muestra preocupado por la independencia, incluso política, como espacio para una realización más segura de su propia vocación. Al segundo le preocupa ante todo la santidad del templo, centro de la vida religiosa de Israel, y parece aliviado cuando se obtiene su purificación y cuando Dios defiende su santidad contra los impíos. Los dos libros son "Palabra de Dios» para el creyente católico, va que están recogidos en el canon propuesto por el concilio de Trento (cf. DS 1502), a pesar de que algunas Iglesias particulares y algún Padre de la Iglesia (por ejemplo, san Jerónimo) en los siglos 111-Y lo incluyeron en el número de los « deuterocanónicos». Por el contrario, los judíos y los protestantes no los consideran inspirados, lo cual constituye una dificultad para obtener algunas verdades (sobre el purgatorio, el sufragio por los difuntos, la intercesión de los santos) que se contienen en estos libros, especialmente en 2 Mac (cf. 12,28-45; 15,1 lss).

RENE GUENON2: (15 de noviembre, Blois, 1886 - 7 de enero, El Cairo, 1951), matemático, filósofo y metafísico francés. De profesión matemático, es conocido por sus publicaciones de carácter filosófico espiritual y su esfuerzo en pro de la conservación y divulgación de la Tradición Espiritual. Se le relaciona con Ananda Coomaraswamy, otro gran metafísico del siglo XX. René Guénon, gran estudioso de las doctrinas orientales y de las religiones, se esforzó por aportar a Occidente una visión no simplista del pensamiento oriental, especialmente de la India y por su defensa de las civilizaciones tradicionales frente a Occidente. Destaca su crítica a la civilización occidental desdepresupuestos metafísicos y no ideológicos ni políticos. El estudio de sus libros sobre el hinduismo es indispensable para todos aquéllos que quieran profundizar en dicha tradición.

René Guénon, hijo único de Jean-Baptiste, arquitecto, y de Anna-Léontine Jolly, nace en Blois el 15 de noviembre de 1886. Transcurre en esta ciudad una infancia y una adolescencia totalmente normales, recibiendo la primera educación de su tía materna, institutriz, y continuándola luego en la escuela de Notre-Dame des Aydes, conducida por religiosos. En 1902 pasa al Colegio Augustin-Thierry y al año siguiente se recibe de bachiller «ès lettres-philosophie».

En 1904 se dirige a París, para seguir un curso académico de matemáticas superior en el colegio Rollin. Sin embargo, en 1906 aproximadamente interrumpe sus estudios universitarios, a causa, se dice, de su salud, que según parece ya era bastante delicada desde la infancia. En el ínterin, se había establecido en la calle Saint-Louis-en-l’Ile nº 51, domicilio que mantuvo por varios años.

Después de la interrupción de los estudios académicos comenzó para René Guénon un período rico en encuentros y fecundo en escritos; sin embargo, es en extremo difícil recoger testimonios seguros sobre sus relaciones, complejas, y generadas frecuentemente por motivos que tenían una relación directa con el desarrollo de su obra escrita, en particular en su aspecto de clarificación y condena de las pseudo-doctrinas ocultistas y «teosofistas». En el período que va de 1906 a 1909 René Guénon frecuenta la «Escuela Hermética», dirigida por Papus, y se hace admitir en la Orden Martinista y en otras organizaciones colaterales. En el congreso espiritualista y masónico de 1908 en el que participa en calidad de secretario de despacho, entra en relación con Fabre des Essarts, «patriarca» de la «Iglesia Gnóstica», en la cual lleva el nombre de Synesius. René Guénon ingresa en esta organización con el nombre de Palingenius. Aquí conoce a dos personajes de notable apertura mental: Léon Champrenaud (1870-1925) y Albert Puyou, conde de Pouvourville (1862-1939), el primero entraría más tarde en el Islam con el nombre de Abdul-Haqq, el segundo un ex-oficial del ejército francés que durante su destino en Extremo Oriente había sido admitido -caso más bien único que raro para un occidental- en ambientes taoístas. Siempre en este mismo período se produce la formación de una «Orden del Templo», dirigida por Guénon; esta organización tendrá una vida breve, pero costará a su fundador el ser excluido de los grupos dirigidos por Papus. También es de este período la admisión de René Guénon a la Logia masónica Thébah, dependiente de la Gran Logia de Francia, del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Es 1908 el año al que algunos hacen remontar el encuentro de Guénon con calificados representantes de la India tradicional.

En 1909 funda la revista La Gnose, donde aparecerán su primer escrito, titulado El Demiurgo, artículos sobre Masonería y, lo que es más importante en cuanto que demuestra cómo las doctrinas orientales ya habían sido completamente asimiladas por él en esta época (contaba entonces 23-24 años), las primeras redacciones de El Simbolismo de la Cruz, El Hombre y su devenir según el Vêdânta y Los principios del cálculo infinitesimal. A fines de 1910 conoce a John Gustaf Agelii, pintor sueco devenido musulmán con el nombre de Abdul-Hadi cerca de 1897, y vinculado al Tasawwuf (esoterismo islámico) por el Sheikh Abder-Rahmân Elish el Kebir. La revista La Gnose deja de publicarse en febrero de 1912. El 11 de julio del mismo año René Guénon se casa en Blois con la Srta. Berthe Loury y, siempre en este mismo año, entra en el Islam.

A los años 1913-1914 se remonta su encuentro con un hindú, el Swami Narad Mani, quien le procura una documentación sobre la «Sociedad Teosófica» que le servirá probablemente, en parte, para la redacción del estudio sobre la organización en cuestión. Entre los años 1915 a 1919 es suplente en el colegio de Saint-Germain- en-Laye, reside en Blois (donde muere su madre en 1917) y es profesor de filosofía en Sétif (Argelia). Retorna a Blois y luego a París.

En 1924 (y hasta 1929) da lecciones de filosofía en el curso Saint-Louis; en este año tiene lugar una conferencia de prensa en la cual participa junto a Ferdinand Ossendowski (polaco, autor de una crónica de viaje a través de Mongolia y el Tibet que había despertado un cierto interés algunos años antes), Gonzague Truc, René Grousset, y Jacques Maritain. También en 1924 aparece la obra Oriente y Occidente.

El año 1925 ve su colaboración con la revista católica Regnabit, dirigida por el R. P. Anizan, que le había sido presentado por el arqueólogo Louis Charbonneau Lassay, de Loudun (la colaboración con esta revista cesará pronto, en 1927).

El 15 de enero de 1928 fallece su esposa. En este mismo año comienza su colaboración regular con la revista Le voile d’Isis, la que desde 1933 tomará el título de Études Traditionelles.

En 1930 parte para El Cairo, donde se establecerá definitivamente, desposando en 1934 a la hija del Sheikh Mohammed Ibrahim, con la que tuvo cuatro hijos (dos varones y dos niñas), uno de ellos póstumo

El resto de su obra de clarificación doctrinal fue compuesta en el período de su estadía en Egipto, período que va de 1930 a 1951, año en el que muere, el día 7 de enero.

JUAN CARLOS DAZA3:

DICCIONARIO DE LA FRANCMASONERIA EDICIONES AKAL, S.A., 1997

Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788446007388
Nº Edición:1ª
Año de edición:1997
Plaza edición: TRES CANTOS

$41.50

BIBLIOGRAFIA: WIKIPEDIA, ENCARTA, www.esoterismo y masoneria


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